Recordarle a algún familiar o amigo que te pague el dinero que le prestaste puede darte pena, pero es la única forma en la que recuperarás el dinero prestado.
Prestar dinero suele ser una buena acción que se vuelve una situación penosa; sobre todo si se trata de cobrar dinero prestado a un amigo o personas cercanas; es por ello que debes tener claro a quién prestarle y a quién no.
Cuando prestas dinero a tus amigos o familiares, es probable que nunca te lo regresen o se tarden mucho tiempo en hacerlo, quizá por exceso de confianza o simplemente porque lo olvidan.
Para ahorrarte pesares, debes considerar de antemano cómo manejar cualquier posible problema, en particular, pregúntate qué pasaría si no te pagan el préstamo.
Es probable que no vuelvas a ver tu dinero, por lo que es esencial que nunca pongas en riesgo tu bienestar financiero, es decir, presta sólo la cantidad que puedas perder. Realiza un plan de pagos con calendario o plazos límite. Discute con la persona a la que le prestarás qué ocurrirá si algo sale mal o si no puede pagar en tiempo y forma. Y por último, nunca olvides poner todo por escrito.
Ahora bien ya decidiste prestarle, ¿cómo cobrarle?
Cobrarles no tendría que ser una situación incómoda. Así como ellos tuvieron la confianza de pedirte prestado, exponiendo sus necesidades, entonces tú no debes sentirte mal al pedir de vuelta tu dinero.
Primero debes recordarle que lo necesitas. Aunque no lo creas, todas las personas tienen mil cosas en mente y si la cantidad que te deben es muy baja, seguro no está entre sus prioridades. Ayúdales a hacer memoria. Puedes recordarle tu pago, mandándole un mensaje. Dile a esa persona de forma sutil que ese dinero tú también lo necesitas. Recuerda no ofender ni hacerlo sentir mal.
No tengas miedo de cobrar. ¿Por qué debería de darte pena o incluso miedo cobrar? Sí, es difícil, pero no imposible. Sí, tal vez algunos lo vean mal o sientas “feo”, pero lo cierto es que lo justo es cobrar y que te cumplan si te prometieron el pago. Recuerda y recuérdale (de nuevo, de forma sutil y sin ofender) que confiaste en él, que ese dinero no te cayó del cielo y que tienes compromisos que cumplir.
Sé flexible. Tampoco se trata de convertirse en un verdugo de las finanzas. Si tu pariente o amigo está muy estresado y atorado y ya pasaron varios días después de la fecha de pago, sé flexible. Platiquen y establezcan un nuevo plazo y condiciones; incluso pueden llegar a un acuerdo y lograr que te pague de a poco.
Explica tu sentir o inquietud. Puedes llegarle a tu deudor por el lado “sentimental”, diciéndole lo mal e incómodo que es tener que cobrarle. También puedes decirle que estás necesitando dinero, o de plano lo decepcionado que te sientes ante su falta de compromiso. Si es tu amigo o familiar seguramente lo conoces y sabes cómo llegarle al sentimiento. Es probable que si te está aplazando el pago a su conveniencia, logres hacerlo sentir mal y eso lo motive a pagarte más rápido.
Elige: la amistad o el dinero. Si ya intentaste prácticamente todo y no ves que tu dinero vaya a regresar, reconsidera perdonar la deuda si te importa más la amistad; pero nunca vuelvas a prestarle dinero a esa persona o ninguna alguna otra. Aprende de tus experiencias. En contraparte, si la amistad ya está muy dañada por esta situación, no dudes en recuperar tu dinero a toda costa, aunque quizá debas acercarte a medidas legales que implican más tiempo y dinero.
Dalo por perdido. Si a pesar de los consejos que te dimos le prestas a un amigo o familiar que bien podría caer en la categoría de irresponsable, entonces da por perdido tu dinero. No porque seas tú su comportamiento va a cambiar, así que asume las consecuencias de tus actos y presta con responsabilidad, y lo más importante: no te quejes.
Recuerda que aunque sientas “feo” al cobrarle a un familiar o amigo, si quieres recuperar tu dinero, debes hacerlo y en Kondinero te aconsejamos que no te enojes, ni te molestes porque eso no hará que regrese tu dinero.
Fuente: Excelsior, practifinanzas, pequeño cerdo capitalista.