Dice un viejo refrán, no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy. Y es que postergar es un mal hábito que te impedirá alcanzar tus objetivos.
Existe una tendencia arraigada a postergar las tareas. Probablemente todos han dicho alguna vez, “dejo esto para mañana” en el trabajo, a la hora de pedir una cita con el doctor o de pagar un servicio.
Cosas como “la próxima semana dejo de fumar”, “el lunes empiezo la dieta”, son simples ejemplos de lagunas de las decisiones que se toman, pero que se hacen difíciles de realizar. Este retraso o dejar las cosas para después se le llama procrastinación o postergación.
¿Cuántas veces has pensado que tenías tiempo suficiente y has acabado reprochándote que otra vez estás al límite teniendo que decidir si sigues o no con lo que habías planeado? Dejar las cosas para el último momento y sufrir por ello es habitual.
La pérdida de tiempo innecesaria es un problema que genera caos, sufrimiento y baja productividad. Un 20% de la población sufre bloqueos de carácter físico, psicológico, emocional o social por este hábito, aunque este número va en aumento porque la sociedad se ha vuelto muy exigente.
A pesar de no ser conscientes, procrastinar afecta negativamente la productividad y a largo plazo incide negativamente en la autoestima. La no realización de las tareas pendientes, provoca enfados con nosotros mismos y el autoconcepto (la imagen que tenemos de nosotros mismos) se vuelve negativa.
Cuando procrastinamos, ¿qué hacemos? Trampas. Dormir, jugar, ver la tele o navegar por internet son cosas agradables que pueden ser recompensas tras el esfuerzo. El procrastinador pasa al premio sin parar en el tramo poco agradable. Escoge la gratificación inmediata frente a la compensación a largo plazo.
¿Qué hacer?
Regla de los dos minutos. Si tienes dos minutos para, respirar y hazlo. Practica la disciplina asociada a las ventajas que vas a obtener. Jerarquiza tus tareas, crea una propia escala de acciones donde valores las más fáciles y difíciles en función del tiempo y capacidades. Comienza por las difíciles y prémiate con las fáciles.
Evalúa tu salud financiera ¿Es verdad que no tienes esa habilidad que pospones? Recuerda momentos donde fuiste capaz de conseguir y acabar lo que hoy decidiste hacer.
Aprende a manejar el tiempo, programa objetivos a corto plazo y si es necesario fragmenta las tareas largas. Por fechas límite y decide dónde y cuándo vas a realizar la acción. Existen formas de incrementar la motivación, ya sea haciendo que la tarea resulte más placentera o que tenga una recompensa más inmediata, o minimizando las fuentes de distracción circundantes.
En Kondinero nos preocupamos por tu bienestar, toma un momento y piensa si estás en este caso o lo puedes controlar sin problema.
Fuente: centroarriagapsicología, El Mundo, enpositivosi.